Los
anuncios en boca de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sobre el
endurecimiento de la política migratoria “son de manual” y representan “el
caballito de batalla electoral de la derecha en todo el mundo”. Colombiana de
origen, abogada, doctora en Ciencias Sociales y magíster en Derechos Humanos,
asegura en diálogo con El Grito del Sur que el Gobierno
“manipula las cifras sobre migración y delito” y que las expulsiones
sumarísimas “en lugar de combatir el narcotráfico, lo facilitan”.
-Bullrich
afirmó que los extranjeros representan el 20 por ciento de la población carcelaria,
sin embargo, usted y muchos otros académicos vienen desde hace tiempo
desmintiendo a varios ministros en base a datos oficiales. ¿Por qué el Gobierno
insiste en mentir?
-Lo
que planteamos es que lo que dice la ministra es en principio una trampa, una
manipulación de los datos. Bullrich y otros ministros que han hablado del tema,
como Rogelio Firgerio, toman sólo una porción del sistema penitenciario, el
Sistema Penitenciario Federal, donde cursan los delitos de narcotráfico. Por
supuesto que allí va a haber una representación mayor de los extranjeros, por
las mulas que están presas por tráfico de drogas (de paso vale aclarar que el
70 por ciento de las mujeres presas por mulas no tiene condena). Pero del total
de presos en el país, apenas el 6 por ciento son extranjeros, un número que se
mantiene estable desde el 2002. Además, lo que viene diciendo el Gobierno se
presta a una malinterpretación, porque no es lo mismo un extranjero que
viene a cometer un delito y se va que un migrante, que trabaja y vive en el
país. Según el censo de 2010, los migrantes somos el 4,5 por ciento de la
población, de los cuales sólo el 0,26 por ciento está preso, unas 5 mil
personas nada más. No creemos que esa “confusión” que busca el Gobierno
sea inocente.
-
¿Hay entonces una intención de vincular políticamente migrante y delito?
-Totalmente.
Es de manual. Se vio en todas las campañas electorales recientes de la derecha,
en Europa y en Estados Unidos. Es un caballito de batalla. Cuando hay crisis,
la derecha apela a esas construcciones: la corrupción, los migrantes y el
delito son el enemigo. Y les da muy buenos resultados, tiene mucha capacidad de
daño. Acá, de paso, se agregó la persecución a los menores con la baja de la
edad de imputabilidad.
–¿Por
qué cree que les da buenos resultados?
-Bueno,
se hace creer que los migrantes somos criminales que invadimos otros países. El
migrante es construido como un “otro” frente al nativo, que tiene un estatus de
derechos superior y reclama “lo que me corresponde a mí” pero no a ese “otro”.
Y como el migrante es ese otro, también es fácil echarle la culpa de todo. Por
eso insistimos en que hay que dar la batalla de ideas, desde lo cultural, desde
lo educativo, desde lo humano. Así como los nativos de un país señalan a los
“otros” como criminales, también les pasa a esos nativos cuando emigran, por
ejemplo, a Europa o Estados Unidos. Es una fórmula muy vulgar.
-La
Policía de la Ciudad, según publicó Clarín, dice haber registrado que el 17 por
ciento de los delitos en territorio porteño fueron “cometidos por extranjeros”.
¿Ese dato es real?
-No
sabemos de dónde salió, pero creemos que efectivamente puede ser ése el número.
Ahí hay un punto de análisis interesante también: lo que aumentó no fue la
proporción de criminalidad de los migrantes sino la persecución policial a los
trabajadores de la vía pública, como hemos visto todos, y que en su mayoría son
migrantes. Ese fenómeno lo vimos también en ciudades que implementaron
políticas similares, como Barcelona.
-Incluso
Nike y otras firmas han premiado por ese motivo al ex ministro de Seguridad,
Martín Ocampo.
-Curiosamente
también ha pasado en Barcelona, donde las grandes marcas premian a fiscales que
cumplen con los deberes.
-Contrariamente
a lo que propone la ministra de Seguridad, usted señaló que las deportaciones
inmediatas en lugar de ayudar a combatir el narcotráfico, lo facilitan. ¿Podría
explicar por qué?
-Si
el Estado expulsa a un procesado por narcotráfico, el delito que se investigaba
acá no se juzga en el país de origen de la mula. No hay una territorialidad del
delito. Los procedimientos sumarísimos que ya están en el DNU y estarían en
este nuevo proyecto de ley en lugar de combatir el narcotráfico, los que con
mucho ahínco promocionan, lo fomentan. Además, tengamos en cuenta que es
un negocio muy salvaje en que el cuerpo de las mulas es una mercancía más, el
costo es mínimo. Y hay otro negocio: es muy cara la deportación, por los
traslados, más si estamos hablando de miles como promete hacer ahora el
Gobierno. Sale más barato y es más constructivo para el país invertir en
políticas sociales, inclusivas.
-Migraciones
dice tener una lista de mil personas para deportar. Más allá del uso electoral
de la xenofobia, ¿qué consecuencias trae para la población migrante la difusión
de discursos de expulsión y criminalidad?
-La
gente tiene miedo. A los senegaleses, que tanto han sufrido la represión, ya se
los nota cansados del circuito policial. Lo mismo pasa con las trans y
travestis migrantes. Además, volvimos a muchas situaciones de los 90. Por
ejemplo, volvimos a ser rechazados en muchos hospitales públicos, tengamos o no
documento. Hay además muchas demoras para los trámites de radicación, que son
muy caros, y se han profundizado con el nuevo sistema Radex. Pero como hemos
pasado a ser los enemigos de este Gobierno, también nos hemos reencontrado más,
organizándonos mejor y saliendo a discutir y construir. Hoy tenemos un
consolidado muy grande en términos organizativos.
Diario "El grito del sur", 9 de enero 2019