felipe
LA COLONIZACIÓN SALVAJE
Los indios, victimas del más gigantesco despojo de la historia
universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras,
siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue
prohibiendo vivir a su modo y manera, se les niega el derecho de ser. Al
principio, el saqueo y el genocidio de los indios que fueron ejecutados era una naturalización en nombre de Dios de los
cielos.
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería
llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar. Cinco siglos después,
el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un
indio mixteco fue considerado retardado mental, porque no hablaba correctamente
la lengua castellana.
En Paraguay hablan Guarini.
Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los
vencidos, es el idioma nacional unánime.
El quechua es un idioma
milenario hablado por 10 millones de personas en América, unos 4 millones en el
Perú. De cada dos peruanos, uno es indio, y la constitución del Perú en su Art.48
dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español, sin embargo esta
realidad no se oye. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas
primarias, secundarias y entidades universitarias, y es el único que entienden
los jueces, policías y funcionarios.
Los indios de las Américas
viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad,
sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio
renuncia a su lengua, empieza a civilizarse, ¿Empieza a civilizarse o empieza a
suicidarse?
Matar al indio y salvar
al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos
años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explicaba que no hay más
remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas,
para salvarlos del hambre y la miseria. La América precolombina era vasta, diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo entender y que el
mundo ignora todavía.
Sería incongruente no relacionar las experiencias
y procesos de liberación nacional y regional que históricamente se han
producido en América Latina con los orígenes de nuestro sometimiento imperialista.
Sería casi absurdo no concebir la pertenencia y persistencia de nuestras
revoluciones a la resistencia americana de los pueblos originarios y de las
clases populares frente al sometimiento y colonización de la barbarie y el
salvajismo colonial. En la era de la globalización mundial, aún resurgen desde
las entrañas de América Latina las figuras de Tupac Amaru, Yupanqui, o el Che
Guevara. La historia misma de nuestros pueblos encarna una larga lucha que
siempre es retomada para proseguir los intentos de emancipación, no está de más
entonces volver sobre el pasado para conocer más a fondo el contenido de muchas
de las realidades que hoy se sobrevienen en América Latina. Pero para eso, para
reconocer el carácter histórico y social de nuestra América Criolla, no sólo
hay que remitirse a aquellas experiencias independentistas del siglo XIX, sino
más aún, es indispensable retornar y traer a la memoria nuestra América
Indígena usurpada que hasta el día de hoy sigue resistiendo la desdicha de
aquella colonización salvaje del 12 de octubre de 1492.